domingo, 2 de marzo de 2008

PARA ALGUNOS MEJOR QUE NO SE HUBIESE IDO

Ante la propuesta del grupo municipal del partido socialista del ayuntamiento de la revocación de los acuerdos que otorgaron a Franco el titulo de hijo predilecto de Alicante y de alcalde perpetuo y honorario , en cumplimiento del artículo 15 de la ley de la memoria histórica, el actual alcalde de la ciudad, don Luis Díaz Alperi, puso como condición para aceptarla que deberían reunirse 25000 firmas de alicantinos que la apoyasen .Luis Díaz Alperí, como experto jugador de póquer, oculta sus cartas y exige 25000 firmas (por qué no cien mil o doscientas mil o cinco mil) a los que considera sus rivales por desear que se cumpla le ley y que el nombre de Franco no contamine más el de otros hijos adoptivos de la ciudad sin manchas fascistas ni facinerosas. El alcalde, para cumplir la ley , pone condiciones que en la misma no aparecen, siendo, por tanto, un insumiso que ignora una norma que obliga a todos los ciudadanos y ciudadanas y la causa de su insumisión no es otra que su deseo de mantener la huella de un individuo , que personificó también un gesto de la máxima falta de civismo: una rebelión , un golpe de estado para derrocar el gobierno legitimo de la republica, una guerra civil de casi tres años con casi un millón de muertos y una larguísima posguerra . El dictador inspiró un buen número de composiciones poéticas que oscilaron entre la más exaltada glorificación y las más absoluta repulsión.
Las desmesuradas alabanzas continuaron y en 1966, se publicaron en Madrid unos versos titulados Antología de un poeta inédito en la que, comparando la figura de Francisco Franco con la del Cid, se decía:

En el día de gloria de España y de Madrid,
cuando exultan los cielos y la tierra y el mar,
en laude del Caudillo fórjose este cantar
con los versos de hiero del poema del Cid.

Por su parte, los adversarios de los sublevados no dejaron de lanzar a los responsables del golpe militar imprecaciones y denuestos , así Pablo Neruda profetizaba que de cada niño muerto saldría un fusil con ojos que buscaría el sitio del corazón de los generales traidores , al general Mola lo hacia aparecer con llamas en la cola y en el culo y al general Franco lo llamaba miserable hoja de sal, perro de la tierra, mal nacida placidez de la sombra, triste párpado, estiércol de siniestras gallinas de sepulcro, cifra de la traición que la sangre no borra; augurándole “ una inmensidad de manos muertas y ojos podridos , comiendo silenciosa pus y sangre por una eternidad maldita y sola”,considerando, casi proféticamente que no merece dormir , ya que, aunque sea con los ojos clavados de alfileres, debe estar despierto , despierto eternamente entre la podredumbre de las recién paridas, y los tristes niños descuartizados , esperando en su infierno, ese día de fiesta fría : su llegada.


A partir del año 1975, en el que Francisco Franco murió, sufriendo un inducida y larguisima agonía , su régimen, que se había proclamado inmutable y eterno, se disolvió con inaudita rapidez , desmantelado por su propia inconsistencia y por el impulso democratizador del pueblo. No obstante, un nostálgico y anónimo autor de un romance se preguntaba, un año después d su muerte

“Franco ¿por qué no regresas
del valle donde descansas
a segar las malas hierbas
que abundan desde que faltas?



Y expone más adelante las razones de su alusión, diciendo:

Franco, corre, no lo dudes
vuelve, que se muere España,
y no hay ningún cirujano
que sea capaz de salvarla
.


El alcalde de Alicante expresa una opinión distinta a la del autor del romance , el versificador de la nostalgia deseaba la vuelta de Franco y Luis Díaz Alperi, opta por una más radical solución: que no se vaya nunca, que continué para siempre como hijo predilecto de la ciudad y como alcalde perpetuo , sin tener en cuenta que cuando se adopto tal decisión no se exigió ninguna firma , sino que aquel que se atreviera a manifestar su desacuerdo hubiera sido, sin duda, violentamente reprimido porque aquellos eran otros tiempos, que algunos no desearían que hubiesen pasado y, más que Franco vuelva, lo que quisieran es que no se hubiese ido nunca.
Manuel Parra Pozuelo
RADIO ALICANTE SER
01/03/2008

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